Bogotá, 2008
La noche del 11 de octubre sentado a la barra de un bar en el centro de una ciudad indescifrable, donde se escucha buen tango clásico y moderno, interpretaciones de Gardel, Juan Carlos Cobián, Piazzolla, Ultra tango, Bajo Fondo por nombrar algunas bandas e interpretes. Un lugar dispuesto para el encuentro con la amistad, el amor y la soledad, en el que siempre será posible que la palabra viva, que la conversa se genere, al menos y por fortuna se cuenta con la disposición del administrador un hombre alto, canoso, un saludo y una sonrisa transparente que invitan a establecer contacto, además, de la amabilidad de la mesera que sirve a los visitantes con sonrisa juguetona y abrasadora.
Mientras trato de descifrar los acertijos de la noche, me tomo un trago y miro el lugar, relativamente lleno pero tranquilo, observo ingresar a un hombre que se toma el espacio interpretando una pieza de bolero con su saxofón, de inmediato el administrador baja amablemente el volumen de la música para dar paso a la intervención, el músico se acerca a una de las mesas y tras él ingresa otro hombre con un girasol en la mano que entrega en medio de un abrazo a quien al aparecer es su amada, para ella es la serenata pero todos en el lugar disfrutamos con la música, la magia de este acto amoroso y la complicidad del saxofonista. Mi mirada se detiene en el saxofonista que disfruta complaciendo a su amigo, a los presentes, y se entrega irremediablemente a la música durante media hora, un hombre joven con un aire de nostalgia en sus ojos y aspecto extranjero.
Al terminar la serenata, tras los aplausos el saxofonista sonríe, luego el administrador le ofrece un trago y lo invita a ubicarse en el puesto vació que hay a mi derecha, en el momento le extiendo la mano para felicitarlo y agradecerle por su trabajo, su nombre es Stefano de origen italiano, hace un mes esta en Medellín trabajando como serenatero invitado por paisas, conversamos, me contó que viajando como inmigrante de Italia a Argentina en busca de mejores oportunidades, le toco vivir un naufragio en el que la mayoría de sus amigos fallecieron y solo pudo llegar a Argentina con Pino un amigo que por fortuna tiene familiares en la región de Montenievas quienes les ayudaron sin condición, con ellos vivió por un tiempo y trabajo el campo para conseguir el saxo que ahora lo acompaña.
Stefano con una mezcla de español europeizado, me hablo de sus romances con Lina la familiar de su amigo Pino, con Tersa una artista a quien conoció cuando trabajaba para la banda del circo, ocupación que abandono para viajar a Buenos Aires, sus ojos brillaban al hablar de estas dos mujeres, pero cuando nombro a Ema la mujer con la que ahora vive en Buenos Aires hija de una amiga de su madre, la mirada se le perdía como si percibiera la energía de ella a su alrededor y la buscara, como quien extraña y quiere de forma desesperada salir al encuentro del ser que ama. No tuvo que pronunciar palabra para decirme lo mucho que la extrañaba, mas bien cambio el tema y se centró en decir que la ciudad le gustaba, la amabilidad de la gente, hombres, mujeres, y en hablar de la fascinación que sentía por ser cómplice en este lugar del romance de su amigo, quien abrazaba en la mesa a su novia.
Luego de dos cervezas y una buena conversación Stefano quiso despedirse, debía encontrase con quienes lo invitaron a la ciudad para conocer otros lugares de interés y por que no seguir tocando su saxo antes de regresar a Argentina.
Si alguien desea conocer a Stefano le recomiendo buscarlo en: www.teresaandruetto.com.ar/stefano-infantil.htm
Escribió Acertijo
La noche del 11 de octubre sentado a la barra de un bar en el centro de una ciudad indescifrable, donde se escucha buen tango clásico y moderno, interpretaciones de Gardel, Juan Carlos Cobián, Piazzolla, Ultra tango, Bajo Fondo por nombrar algunas bandas e interpretes. Un lugar dispuesto para el encuentro con la amistad, el amor y la soledad, en el que siempre será posible que la palabra viva, que la conversa se genere, al menos y por fortuna se cuenta con la disposición del administrador un hombre alto, canoso, un saludo y una sonrisa transparente que invitan a establecer contacto, además, de la amabilidad de la mesera que sirve a los visitantes con sonrisa juguetona y abrasadora.
Mientras trato de descifrar los acertijos de la noche, me tomo un trago y miro el lugar, relativamente lleno pero tranquilo, observo ingresar a un hombre que se toma el espacio interpretando una pieza de bolero con su saxofón, de inmediato el administrador baja amablemente el volumen de la música para dar paso a la intervención, el músico se acerca a una de las mesas y tras él ingresa otro hombre con un girasol en la mano que entrega en medio de un abrazo a quien al aparecer es su amada, para ella es la serenata pero todos en el lugar disfrutamos con la música, la magia de este acto amoroso y la complicidad del saxofonista. Mi mirada se detiene en el saxofonista que disfruta complaciendo a su amigo, a los presentes, y se entrega irremediablemente a la música durante media hora, un hombre joven con un aire de nostalgia en sus ojos y aspecto extranjero.
Al terminar la serenata, tras los aplausos el saxofonista sonríe, luego el administrador le ofrece un trago y lo invita a ubicarse en el puesto vació que hay a mi derecha, en el momento le extiendo la mano para felicitarlo y agradecerle por su trabajo, su nombre es Stefano de origen italiano, hace un mes esta en Medellín trabajando como serenatero invitado por paisas, conversamos, me contó que viajando como inmigrante de Italia a Argentina en busca de mejores oportunidades, le toco vivir un naufragio en el que la mayoría de sus amigos fallecieron y solo pudo llegar a Argentina con Pino un amigo que por fortuna tiene familiares en la región de Montenievas quienes les ayudaron sin condición, con ellos vivió por un tiempo y trabajo el campo para conseguir el saxo que ahora lo acompaña.
Stefano con una mezcla de español europeizado, me hablo de sus romances con Lina la familiar de su amigo Pino, con Tersa una artista a quien conoció cuando trabajaba para la banda del circo, ocupación que abandono para viajar a Buenos Aires, sus ojos brillaban al hablar de estas dos mujeres, pero cuando nombro a Ema la mujer con la que ahora vive en Buenos Aires hija de una amiga de su madre, la mirada se le perdía como si percibiera la energía de ella a su alrededor y la buscara, como quien extraña y quiere de forma desesperada salir al encuentro del ser que ama. No tuvo que pronunciar palabra para decirme lo mucho que la extrañaba, mas bien cambio el tema y se centró en decir que la ciudad le gustaba, la amabilidad de la gente, hombres, mujeres, y en hablar de la fascinación que sentía por ser cómplice en este lugar del romance de su amigo, quien abrazaba en la mesa a su novia.
Luego de dos cervezas y una buena conversación Stefano quiso despedirse, debía encontrase con quienes lo invitaron a la ciudad para conocer otros lugares de interés y por que no seguir tocando su saxo antes de regresar a Argentina.
Si alguien desea conocer a Stefano le recomiendo buscarlo en: www.teresaandruetto.com.ar/stefano-infantil.htm
Escribió Acertijo
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